Dra. Oriana Brito Gallardo. Radioterapeuta Oncólogo.
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Continuando con el conjunto de temas que deseamos compartir con nuestros seguidores durante este último trimestre del año, a continuación, se presenta uno de sumo interés relacionado con el desarrollo de las emociones positivas en el paciente oncológico.
Un diagnostico de cáncer no es fácil de enfrentar. Los pacientes sufren de muchas emociones negativas. Todo eso es normal, ya que es la conducta de supervivencia adquirida en una situación de peligro. En este sentido, Seligman (2011) cataloga a las emociones negativas como la primera línea de defensa contra las amenazas externas, desempeñan un papel protagónico en los juegos de victoria – derrota, si el resultado es muy importante más intensas serán las emociones involucradas.
En el momento del diagnostico de cáncer el paciente y su familia se encuentran en Shock emocional, se niegan a afrontar la enfermedad. A medida que avanzan los tratamientos aparece la angustia y la ansiedad que se caracteriza por nerviosismo, tensión y preocupación. Los pacientes sienten miedo a los tratamientos que tendrán que someterse (cirugía, quimioterapia, radioterapia…) y sus efectos secundarios, por la pérdida de su independencia, los costos de la enfermedad y del temor a la muerte, entre otros (Izquierdo, 2013).
Sin embargo, al contrario del escenario descrito anteriormente, la psicóloga Barbara Fredrickson (2001) explica que las emociones positivas tienen efectos muy beneficiosos como ampliar nuestra manera de pensar y actuar, ayudar a construir recursos personales para afrontar situaciones difíciles y generan una transformación donde la p ersona se vuelve más creativa, resistente a las dificultades y con una mejor integración social, teoría de ampliación, construcción y transformación. Lo cual, es avalado por la psicología positiva para mejorar nuestro bienestar y lograr ser la mejor versión de nosotros mismos.
En este mismo orden de ideas, Seligman (2011) explica que el estado anímico positivo contribuye a que las personas adopten una forma creativa, tolerante, generosa y relajada de pensar. Pensar de manera positiva nos permite resaltar lo que está bien, no lo que está mal. Las emociones positivas de elevada energía como la alegría, nos ayuda a ser más relajas y divertidos, esto se relaciona con la capacidad de desarrollar recursos físicos, con ellos enfrentamos mejor los acontecimientos adversos. Cuando una persona feliz se siente amenazada, además de soportar mejor el dolor toma precauciones relacionadas con la salud y la seguridad.