Dra. Oriana Brito Gallardo
Radioterapeuta Oncólogo
Email: Oabg.86@gmail.com
Bienvenidos, nuevamente, a este espacio de ayuda al paciente oncológico, a través del cual, hoy, abordaremos la “sexualidad en el paciente oncológico”, un tema poco tratado pero que puede resultar relevante para el enfermo y su pareja.
La Organización Mundial de la Salud (2006) define la sexualidad como: “el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-afectivas que caracterizan el sexo de cada individuo”. Se vive y se expresa a través de actitudes, conductas, prácticas, deseos, valores y relaciones interpersonales.
La sexualidad es una fuente de bienestar (individual, interpersonal y social) y placer, más aún si se lleva de forma responsable. Una vida sexual plena se puede lograr con una correcta comunicación con tu pareja, conociendo sus gustos y deseos, aceptando y explorando tu cuerpo y adoptando hábitos saludables como ejercitarte (Cedrés, 2010).
Una pareja con una buena vida sexual logra múltiples beneficios como: reducción del estrés, activación del sistema inmunológico, alivió de la cefalea o migraña, mejora el sueño, activa la memoria, rejuvenece, ejercita el piso pélvico y mejora su autoestima (Marchena, 2013).
La vida sexual se puede ver afectada por trastornos del deseo sexual como es la disminución de la libido causa por la reducción de los niveles de las hormonas sexuales, embarazo, fatiga o la edad. Trastornos de la excitación sexual (disfunción eréctil en el hombre y frigidez en la mujer). Los trastornos del orgasmo son retrasos o ausencias del orgasmo luego de la fase de excitación sexual normal (uso de antidepresivos). Trastornos de dolor sexual son exclusivos de la mujer y puede estar acusado por la resequedad vaginal, anomalías en la pelvis y ovarios entre otros (Celis, 2015).
La relación entre el cáncer y la sexualidad es estudiada por una sub- especialidad de la medicina llamada ONCOSEXUALIDAD. Hay diferentes factores que pueden afectar la potencia sexual y la satisfacción en el paciente oncológico entre las cuales podemos mencionar: alteraciones anatómicas, niveles reducidos de hormonas sexuales, fisiología alterada y trastornos psicológicos como ansiedad y depresión. Se ha demostrado que la sexualidad forma parte de la lista de preocupaciones de los pacientes con cáncer después del diagnostico. Se comprobó que si el paciente tiene una vida sexual placentera se reduce los niveles de ansiedad, la incomodidad y depresión, el sentimiento de compañía favorece a la adaptación de los efectos del cáncer y sus tratamientos (Cedrés, 2007).
Entre un 20 – 40% sufren de depresión y ansiedad de la función sexual en el primer año de la enfermedad.
Se pueden enumerar 3 momentos donde la sexualidad del paciente se ve más afectada, el primero el momento del diagnostico por el impacto de la noticia, por ende, es lógico que el deseo sexual se reduzca. El segundo, durante el tratamiento por los efectos secundarios que causan como debilidad, nauseas, vómitos entre otros. La tercera es la fase post-tratamiento se denomina de RECONSTRUCCIÓN de la imagen y de la autoestima.
Lo anterior, no quiero decir que durante estos momentos hay que renunciar al sexo por completo, sino que hay que innovar, estar más cerca de la pareja con abrazos, palabras de aliento y compañía (Portalatín, 2012).
Diariamente veo la preocupación de los pacientes oncológicos con respecto a su vida sexual, muchos de ellos se sienten cohibidos con respecto al tema, y debo admitirlo a veces los médicos nos enfocamos en la enfermedad y en su tratamiento, sin tomar en cuenta este tema tan importante para el bienestar humano. La disfunción sexual es más evidente en las féminas con afecciones ginecológicas (cáncer de cuello uterino, endometrio, vagina, vulva y ovario) y en hombres con afecciones genitourinarios (cáncer de próstata, vejiga, testículos y pene).
Son numerosos los factores relacionados con el cáncer que pueden interferir con la vida sexual del paciente y de su pareja:
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Deterioro funcional secundario a tratamientos