Se define como: “Olvidar la falta que ha cometido una persona contra usted o contra otros. No guardarle rencor ni castigarla por ella” (Jaramillo, 2016).
Todos en algún momento de nuestra vida, hemos sido lastimados, traicionados o decepcionados. Hemos experimentados emociones negativas como odio, tristeza, rabia e ira, perdiendo la serenidad y la paz.
Un gran número de pacientes que llegan a mi consulta, tienen ansiedad crónica, por todas las cosas a las que se enfrentan con el diagnostico de cáncer. El equipaje emocional es muy pesado, rabia, tristeza, incertidumbre y temor a la muerte. Algunos se culpan por estar enfermos, otros culpan a su pareja o familiares, incluso a Dios. Hay casos donde ven a la enfermedad como un castigo, haciendo el proceso de recuperación más difícil, sin pensar, que la vida nos pone pruebas para enseñarnos una lección, algunas son fáciles de superar, otras requieren de un gran esfuerzo físico, emocional y espiritual.
Con mucha frecuencia nos quedamos enganchados en el pasado, acumulamos recuerdos negativos que rebasan los positivos. Damos miles de razones para mantener el rencor, nos excusamos en que el perdonar es injusto, es demostrar debilidad. No practicamos la triada perdonar, olvidar y eliminar malos recuerdos (Seligman, 2011).
Hay que tener claro que el perdonar es un regalo para ti no para el perdonado, recuerda todos somos humanos y nos equivocamos.
El Dr. Michael Barry (2011), en su libro Proyecto Perdón compara el perdonar con una competencia de alto nivel, ya que se requiere de esfuerzo y lucha contra cualquier cosa que pueda afectar nuestros sueños, metas y salud. Es dejar atrás la ira, la rabia y el odio para recuperar el equilibrio y la alegría de vivir. Es lograr el efecto beneficioso que tiene el perdón para el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico.
En el libro La auténtica felicidad, su autor, Seligman (2011) explica que el perdón transforma la amargura en neutralidad o en recuerdos positivos, por lo que se logra que la vida sea más satisfactoria. Los que perdonan tienen mejor salud física, sobre todo la cardiovascular. El principio por el que se guía el perdón es la clemencia, no la venganza. Es darnos o darle al transgresor una segunda oportunidad. Generándose cambios muy positivos en el interior de la persona.
No hay un tiempo preciso o un camino determinado para lograr perdonar, es diferente para cada persona. Depende de la voluntad que se tenga para dejar atrás ese pasado que genera dolor.
En el libro La auténtica felicidad, su autor, Seligman (2011) explica que el perdón transforma la amargura en neutralidad o en recuerdos positivos, por lo que se logra que la vida sea más satisfactoria. Los que perdonan tienen mejor salud física, sobre todo la cardiovascular. El principio por el que se guía el perdón es la clemencia, no la venganza. Es darnos o darle al transgresor una segunda oportunidad. Generándose cambios muy positivos en el interior de la persona.
No hay un tiempo preciso o un camino determinado para lograr perdonar, es diferente para cada persona. Depende de la voluntad que se tenga para dejar atrás ese pasado que genera dolor.