Una mayor concienciación y una información y conocimiento precisos nos dan a todos la capacidad de reconocer signos de alerta tempranos, de tomar decisiones con conocimiento de causa sobre nuestra salud y de hacer frente a nuestros propios miedos e ideas erróneas sobre el cáncer.
No todos los cánceres dan muestras de signos y síntomas en fase temprana. Sin embargo, muchos cánceres dan signos de que algo no va bien, como el de mama, el de cuello de útero, el colorrectal, el de piel, el de boca y algunos cánceres infantiles.
Es importarte saberlo, porque, si el cáncer se encuentra pronto, casi siempre hace más fácil tratarlo e incluso curarlo, lo que significa que hay más probabilidades de supervivencia y mayor calidad de vida para las personas diagnosticadas de cáncer.
Además, reconocer pronto los signos de alerta de algunos tipos de cáncer es rentable y, en muchos casos, no requiere ninguna tecnología especializada. Todos podemos disponer de la información adecuada para saber qué es normal para nuestros cuerpos y reconocer los cambios inusuales y, lo que es más importante, buscar ayuda médica profesional con rapidez1.
En un estudio reciente en Reino Unido se averiguó que la supervivencia a ocho tipos de cáncer comunes (vejiga, colon, mama, cuello de útero, útero, melanoma maligno, ovarios y testículos) es tres veces más alta cuando se diagnostican pronto2.
Aunque no presente signos ni síntomas de cáncer y le parezca que está bien de salud, los cribados de algunos tipos de cáncer son pruebas para ver si hay indicios de que se están desarrollando3.
Algunos cánceres para los que existen pruebas de detección eficaces son el de mama, el de cuello de útero, el colorrectal (de colon) y el de pulmón, aunque la situación varía en función del país.
Es comprensible que algunos mitos y algunas ideas erróneas frecuentes sobre el cáncer (como que no tiene cura o que no se puede hacer nada para combatirlo) den miedo.
Sin embargo, la información errónea, las ideas equivocadas y el estigma que envuelve al cáncer crean un círculo vicioso que reafirma nuestros miedos.
El miedo puede hacer que no nos sometamos a pruebas de detección temprana o que retrasemos o evitemos por completo el tratamiento y los cuidados adecuados. Muchas veces, al recibir el diagnóstico en fase tardía o no someterse a ningún tratamiento, las consecuencias son aún peores, lo que a su vez perpetúa los mitos y la idea errónea de que el cáncer es incurable o no se puede tratar.