Algunas personas que pasan por una enfermedad se pueden volver agresivos por su enojo contra el malestar físico que sienten, o por la impotencia al no poder curarse de forma inmediata. También los cuidadores pueden sentirse molestos ante las demandas del familiar que está enfermo.
Si esto ocurre, puedes necesitar algunas estrategias para enfrentar la agresión:
Si enfrentas un conflicto con tu familiar o amigo, escucha todos y cada uno de los argumentos que te dé. Escuchar una parte de sus explicaciones y no todas, puede darte la idea de que el otro exagera o miente en relación con el tema.
Si puedes, repasa las soluciones posibles escribiéndolas en un papel. Si te parece que falta información médica para pensar el problema, tómalo en consideración para la próxima consulta.
Si sientes que tus problemas se agudizan y no ves salidas, es posible que necesites consultar con un terapeuta o psicólogo. Este profesional te podrá orientar sobre diferentes temas: por ejemplo, en fortalecer el núcleo familiar en caso de que así se requiera, o establecer un listado de las necesidades de la persona que está bajo su cuidado, que es un gesto que puede servir también para mostrar a la persona con cáncer el interés debido, porque no es igual decir que estás pendiente de lo que pasa que demostrarle que conoces sus carencias e intentas buscar soluciones. También puedes discutir cómo superar la enfermedad de la persona con cáncer, luego de culminarse los tratamientos.
No descalifiques cuando discutas con tu familiar y exige el mismo trato de su parte. Recuerda que algunos sentimientos de enojo se pueden deber a razones bien justificadas. Aunque no siempre es así, en el curso de una discusión a menudo es difícil valorar quién tiene la razón de forma inmediata. No creas que el enojo desaparecerá sólo y que tu familiar y tú olvidarán lo ocurrido si no lo discuten y procuran buscar los momentos de mayor tranquilidad de la persona.