Gertrudis Adrianza de Baptista, Amairany Martorrelli, Breilys Vegas, Yubisay Oropeza
Las personas con cáncer necesitan seguir una dieta diferente de lo que ellas usualmente piensan que es saludable. Se puede obtener por diferentes medios abundante información que, la mayoría de las veces, no tienen sustento científico. Dichos pacientes deben comer para no bajar de peso, puesto que casi siempre pierden peso; aunque se verán muchos tipos de canceres, como los hematológicos, los de mama, próstata, etc., donde los pacientes suelen tener sobrepeso u obesidad.
No obstante, inexorablemente, según el estadio y gravedad del cáncer, así como según el tratamiento en cada caso, perderán peso y, lo peor, masa muscular (sarcopenia), que los hará más susceptibles a la toxicidad que pudiese estar presente durante el tratamiento con mayor morbimortalidad. Igualmente, será difícil mantener la energía y sobrellevar problemas sistémicos-metabólicos, así como controlar los efectos secundarios del tratamiento, el cual tiene como objetivo principal la destrucción de células cancerosas, pero que, en el proceso, también se darían células sanas.
Asimismo, se requerirá manejar los efectos locales del propio tumor y la respuesta de citoquinas proinflamatorias.
Estos cambios pueden causar problemas para la ingesta de alimentos. Algunos problemas comunes causados por el tratamiento son: falta de apetito, cambios en el sabor y olor de la comida, estreñimiento, diarrea, boca seca, intolerancia a alimentos con lactosa, nauseas, irritación en la boca y garganta, dificultad para deglutir, mucositis, pérdida de peso o aumento (muchas veces por medicamentos esteroideos).
Dependiendo del tipo y localización del cáncer, comer puede ser de mayor dificultad; por ej.: en los canceres de cabeza y cuello, donde muchas veces se tendrá que utilizar una vía artificial (ostomias) para poder cubrir las necesidades del enfermo, inclusive el soporte intravenoso para lograr cubrir las necesidades de macro y micronutrientes.
Existen manuales (Sociedad de Medicina Paliativa) con consejos muy útiles en varios aspectos, hasta el manejo, por ejemplo, del paciente con diarrea, constipación y vómitos, entre otros. Muchas veces resulta un reto cubrir las necesidades básicas, inclusive por los aspectos psicológicos a los que está sometido el paciente.
La hiporexia (disminución del apetito) es un síntoma frecuente en los pacientes con cáncer que puede conducir a una perdida acentuada de peso y desnutrición grave.
En ocasiones es una consecuencia del tratamiento (cirugía, radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia) o de las complicaciones como infecciones propias de los diferentes tratamientos, el estado de inmunosupresión o depresión; algunas veces mediadas por el mismo tumor. Igualmente, el consume excesivo de vitaminas y minerales debe ser manejado por un especialista, en este sentido se cometen muchos errores, pudiéndose agravar el cuadro del paciente.
Se puede estimular la alimentación oral mejorando la preparación culinaria y la presentación de los platos, variando con frecuencia los alimentos y la forma de preparación. También es importante prestar atención a la textura de las comidas para disminuir el esfuerzo que representa la ingesta en algunos pacientes debilitados.
Las metas del tratamiento nutricional, en general, son:
Recomendaciones generales sobre nutrición para las personas que van a recibir tratamiento contra el cáncer: