Mantener redes de apoyo social y hablar del cáncer pueden ser estrategias importantes para sobrellevar el impacto social y emocional que produce esta enfermedad, a corto y a largo plazo.
Esta afirmación sirve tanto para el paciente como para sus cuidadores. Este apoyo puede proceder de diversas fuentes (la pareja, los amigos, los familiares, los compañeros de trabajo, los profesionales de la salud y los orientadores) y algunas personas eligen acudir a grupos de autoayuda o de apoyo. Los grupos de apoyo pueden ofrecer un entorno protector y de apoyo para las personas que viven con el cáncer, de manera que puedan expresar sus sentimientos y reducir la ansiedad y el miedo1.
A veces los compañeros de trabajo son otra fuente vital de apoyo. Hablar del cáncer con los compañeros y mantener el contacto con ellos durante las bajas laborales puede tener un impacto positivo para la recuperación2.
El cuidado de los pacientes de cáncer también ejerce una gran influencia tanto en la salud física como en la mental. Los cuidadores, que suelen ser las parejas, familiares o amigos, reciben muy poca preparación, información o apoyo para llevar a cabo esta función vital3. Muchos cuidadores dejan de lado sus propias necesidades y sentimientos para centrarse en la persona enferma y puede que, como consecuencia, sufran problemas emocionales y aislamiento social4. El reconocimiento de los retos que plantea cuidar a una persona con cáncer y pedir ayuda puede ofrecer muchos beneficios para poder sobrellevarlo y más calidad de vida5.