El cáncer y su tratamiento pueden cambiar la percepción que los pacientes con esta enfermedad tienen de sí mismos y de su aspecto.
Estos sentimientos pueden deberse a los cambios físicos que se producen durante y después del tratamiento. Los cambios pueden ser a corto plazo (como la pérdida del pelo por la quimioterapia) o a largo plazo (como dificultades para hablar o la pérdida de una extremidad por el tratamiento quirúrgico de algunos tipos de cáncer) y todo ello puede reducir la calidad de vida de una persona y dar lugar al estigma y a la discriminación1-3. Hay algunos cambios que, aunque otras personas no puedan verlos, tiene un impacto enorme en la imagen física de los enfermos (por ejemplo, la incontinencia urinaria que surge a raíz del tratamiento del cáncer de próstata) y producen ansiedad y depresión.
Para muchos pacientes con cáncer, afrontar los problemas de su aspecto físico es una forma de recuperar el control de su vida y mantener un grado de normalidad. El acceso a servicios de apoyo especializados en prestar ayuda para sobrellevar los cambios del aspecto físico, como llevar una peluca o una prótesis, puede aumentar la autoestima y la calidad de vida4,5. Pedir consejo a un profesional de la salud y mantenerse activo realizando ejercicio físico de forma regular son también formas de ayudar a los pacientes de cáncer a recuperar la confianza en sí mismos y en su aspecto6.