Aunque volver al trabajo después de un tratamiento oncológico puede ser difícil para muchas personas, el poder reincorporarse de forma fácil a la vida laboral puede ser un factor importante desde el punto de vista personal y práctico. Un trabajo puede restablecer la normalidad, la rutina, la estabilidad, el contacto social y los ingresos1.
Con frecuencia, las personas con cáncer necesitan que sus empleadores les hagan determinadas concesiones para ayudarles a volver con éxito a su vida laboral. Hablar del cáncer con los jefes puede ayudar a estos enfermos a adaptarse, por ejemplo, con cambios de tareas o funciones o permitiéndoles una vuelta al trabajo escalonada. A las personas con cáncer puede animarles saber que cuando vuelvan al trabajo es probable que se encuentren un entorno que desea ayudarlos a adaptarse a los retos a los que se enfrentan por su enfermedad.
También es importante que las personas con cáncer que deseen volver a trabajar conozcan sus derechos. En muchos países, los empleadores están obligados por ley a realizar los ajustes razonables en el entorno de trabajo para los empleados con cáncer, así como a asegurarse de que no se encuentran en desventaja en comparación con otros empleados2.